El Gobierno ha aprovechado la contingencia presentada en la boletería aérea internacional, que ha inhibido por más de diez meses las posibilidades de los venezolanos a viajar al exterior, para apostar por el aumento del turismo receptivo.
Este propósito oficial de reducir el déficit en la balanza turística nacional, que surge al confrontar la cifra de visitantes extranjeros con la de venezolanos que van al exterior, es recurrente y de vieja data.
Al menos en las gestiones de los tres últimos ministros de Turismo, se ha planteado elevar el aporte de esa actividad económica a la formación del Producto Interno Bruto -por encima del 4%-, a través de su desarrollo, inversión, creación de infraestructura y generación de empleo. Así como la captación sostenida de un millón de turistas foráneos y, la consecuente absorción de divisas.
Según el ranking The World Economic Forum, Venezuela ocupa los últimos lugares en las categorías de Políticas y Regulaciones; así como Seguridad y Priorización de Viajes; en cambio se sitúa en los primeros puestos por sus bellezas naturales y diversidad geográfica.
De acuerdo al informe 2013 de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Venezuela superó la captación de turistas extranjeros entre 2010 y 2012, al deslizarse de 526 mil a 710 mil, sin embargo El Salvador, Costa Rica, Colombia, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, la sobrepasan con creces.
Rafael Guerra, director del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo) y Leudo González, presidente de la Federación Nacional de Hoteles de Venezuela (Fenahoven), manifestaron la disposición de coadyuvar en la concreción de esos fines. No obstante, advirtieron la presencia de multifactores que obstaculizan ese empeño.
En pro y en contra
Incrementar el turismo receptivo pasa por «generar confianza» y «regularizar la comercialización de la boletería y frecuencia de vuelos, que implica el cumplimiento de los acuerdos de pago con las aerolíneas internacionales», dijo Guerra.
En su opinión, que es compartida por González, el Gobierno ha incentivado la construcción de plazas-camas (hoteles y posadas) con una atractiva gaveta turística que «ha tenido un efecto positivo importante».
El presidente de Fenahoven señaló que «la ocupación hotelera nacional, en promedio al año, es del 55%. En otras palabras, hay un 45% por ocupar».
Destacó que en Margarita, Caracas, Valencia, Maracaibo y Puerto Ordaz están en desarrollo nuevos proyectos hoteleros. Y comentó la conveniencia de optimizar la interconexión aérea desde el exterior y dentro del territorio nacional.
Ambos consideraron fundamental garantizar la seguridad al turista visitante, mediante políticas conjuntas de los gobiernos central y regional y, la creación de corredores seguros y la fuerza de orden público.
González refirió que Venezuela era uno de los destinos más caros del mundo. «El uso de tarjeta de crédito del visitante, reconocida a 6,30, significaba que un alojamiento 1.200 bolívares equivalía a 200 dólares, luego se cambió a tasa Sicad 1, y ese mismo alojamiento pasaba a costar 100 dólares, eso resultaba un incentivo. Hoy hay una indefinición en ese sentido. Si se ajustara al Sicad 2 sería inconveniente porque el destino sería muy barato. Lo que se impone es un compromiso país para hacer de Venezuela una potencia turística».
Fuente: El Universal